lunes, 28 de noviembre de 2011

Reflexión semanal del 28 de Noviembre al 4 de Diciembre

HIJOS O PERROS Y CERDOS
(Mateo 7:6)
Objetivo: Reflexionar sobre cuando debemos retirarnos al compartir el Evangelio.
V. 7:6
1.- ¿Qué es lo santo, qué son las perlas?
Lo santo y las perlas aquí significa lo mismo. Lo santo es la verdad revelada. Lo santo es la perla de gran precio. Algo por lo que (el que se da cuenta de su valor) va y vende todo lo que tiene para conseguirla. Es algo que (para el que entiende el valor que tiene) cualquier precio que deba pagar le parece poco. Es por la perla, por lo que entregas todo. 
La Palabra es santa porque es Cristo mismo. Esa Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn. 1:14). Dios no está separado de Su Palabra. Por eso Su Palabra es santa. El cielo y tierra pasarán pero Su Palabra no pasará. El Padre el Hijo y la Palabra son una misma cosa.
2.- ¿Cuántos tipos de personas se ven en los Evangelios? o dicho de otra manera ¿cuántos tipos personas ve el Padre? Fíjate en el título de la predicación.
Sólo hay dos tipos de personas en las Escrituras. Los que aceptan a Cristo y los que no. O sea el Padre ve dos tipos de personas: sus hijos y los demás. Y Jesús les pone nombres a esos dos tipos de personas. A los hijos del Padre celestial (que son los que aceptan Su Palabra, que es lo santo, que son las perlas), los llama tus hermanos (esos a los que has de ayudar quitándoles la astillita del ojo). A los demás Jesús los llama perros y cerdos.
3.- ¿Qué son los perros y qué son los cerdos para los judíos?
Los perros para los judíos no eran las mascotas que hoy tenemos en las casas. Eran los perros de la calle. Unos animales salvajes, feos, sucios, vagabundos (no tenían ningún propósito). Los judíos los podían ver por todas partes vagando por la basura (la basura de este mundo). Esos perros (no los perritos de las casas) aúllan, gruñen, te amenazan y si pueden te muerden. Para los judíos eran despreciables.
Los cerdos para los judíos eran animales inmundos. El hijo pródigo se dio cuenta de su absoluta miseria precisamente cuando fue obligado a cuidar a los cerdos. Hasta entonces no había visto que había llegado a la más baja condición a la que un judío podía llegar (peor que la de los propios cerdos) ya que los cerdos tenían para comer, pero él deseaba comer las algarrobas de ellos, pero ni siquiera se las daban.
4.- ¿Qué son los perros y cerdos para Jesús? ¿Y en el NT? Lee Mt. 8:30-32 y 2ª Pe. 2:22.
Esto no es un insulto, es una definición. Vamos a ver lo que Pedro dice en 2ª Pe. 2:21-22 “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno”.
Ya hemos dicho que los judíos trataban a los perros con desprecio, no como nosotros que lo consideramos el mejor amigo del hombre. Para ellos eran animales inmundos. Era un animal carroñero que vivía de la basura y se comía su propio vómito. Yo he visto como mi perro después de vomitar la comida se la volvía a comer.
Pedro está repitiendo el Pr. 26:11 “Como perro que vuelve a su vómito, Así es el necio que repite su necedad”. El perro vivía de lo que encontraba por el mundo y eso le hacía portador de muchas enfermedades. Pedro compara a los que se alejan del Evangelio como perros que vuelven a comer de lo que antes comían, personas que regresan a su vómito a su vida de pecado. Y también los compara con cerdos que después de limpios por la Palabra vuelven al cieno a mancharse con las cosas del mundo.
Todos (antes de aceptar a Cristo en nuestra vida) hemos sido perros y cerdos. Esto significa que como perros que éramos Cristo nos hizo vomitar todo lo malo que en nuestro interior había, y como cerdos Cristo nos lavó de toda la porquería que se nos había pegado del mundo. Pero ya no somos perros ni cerdos, somos una nueva creación.
5.- Los hijos ¿podemos volver a ser perros y cerdos?
Aunque nuestra apariencia externa es la misma, por dentro somos diferentes. En esencia somos diferentes. Esto quiere decir que, si circunstancialmente caes y te ves comiendo del vómito y revolcándote en la porquería de este mundo pero cuando lo haces sientes dolor (tristeza que te hace no poder seguir viviendo así), entonces eso es la prueba de que tu conversión de perro o cerdo a hijo fue real. Alégrate porque a pesar de la caída sabes que eres hijo, ya que los perros y cerdos ni sienten ni padecen por causa del Evangelio y disfrutan de su vómito y de su charca de caca. Si te descubres ahí circunstancialmente y eso te duele y te duele mucho... eres hijo. 
Ahora bien, si sistemáticamente estás ahí (y no te das ni cuenta a pesar de que te lo advierten tus hermanos, esos hermanos que no tiene una viga en su ojo), entonces, muy probablemente, no eres hijo. Cuando volvemos a nuestro vómito y nos revolcamos en el cieno... sistemáticamente, permanentemente sin dolor alguno por el sacrificio que nuestro Salvador hizo, significa que nunca nos convertimos en hijos, siempre fuimos perros o cerdos.
6.- ¿De qué nos advierte Mt. 7:6?
Vemos que hay dos tipos de personas: hijos o perros y cerdos. Y Jesús nos advierte que tenemos que diferenciarlas para no perder el tiempo. Son dos tipos de personas porque cuando se les enfrenta con la verdad del Evangelio unos la aceptan y otros la desprecian. Y Él nos pide que nos demos cuenta de ello.
7.- ¿Trató igual Jesús a todas las personas? Lee Lc 23:6-11
Si nos fijamos en Jesús, vemos que no trató de la misma manera a todas las personas cuando les presentó la verdad. No trató igual a Natanael, o a Nicodemo, o a la mujer samaritana que a los fariseos.
Hay una buena ilustración sobre este diferente trato cuando en Lc. 23 vemos que Pilato, interrogó a Jesús y Él contestó. Sin embargo cuando le interrogó Herodes, no le respondió nada, simplemente no le dirigió la palabra. Vemos, pues, que Jesús trata a las personas de manera diferente. Pero eso no es acepción de personas porque no es por su apariencia sino por su disposición espiritual.
8.- ¿Por qué las perlas (espirituales) no le saben a nada a los cerdos?
Porque hay que transformarse, regenerarse, convertirse de cerdo a hijo.
Los cerdos no distinguen las algarrobas de las perlas. Para ellos aparentan ser lo mismo, no distinguen, por eso cuando las prueban y ven que no es lo que esperan se burlan y te escarnecen. Con los perros pasa lo mismo.
9.- ¿Qué relación ves entre el v. 6 y los vv. anteriores sobre el juicio?
Que debemos juzgar todas las cosas. No juzgamos por las apariencias, sino por la disposición. Cuando no hay disposición no hay capacidad espiritual para entender el Evangelio. Porque las cosas del Evangelio son locura para el hombre natural, no saben a nada como no saben a nada las perlas a los cerdos. Las Puertas del inicio de este SM (las Bienaventuranzas) son esenciales, porque el que no es pobre en espíritu, el que no llora por esa situación de pecado, el que no es manso para acudir al Señor no tendrá nunca hambre y sed de Justicia, hambre y sed de Cristo, hambre y sed de Su Palabra, hambre y sed de estas perlas.
10.- ¿Por qué no hay que perder el tiempo con los cerdos y perros? Lo dice el propio v. 6.
Porque nos van a despedazar. Se enfadarán porque no reciben de nosotros lo que esperan. Se ven confrontados y eso hace que en muchos casos se revuelvan contra nosotros.
No pierdas el tiempo con el que no tiene oídos para oír. Para oír que tiene que arrepentirse. De nada vale que le hables de la necesidad de perdonar al hermano, de ser fiel a la esposa, de dar bien por mal, porque estas perlas sólo las da Dios a sus hijos y sus hijos son aquellos que 1º se han arrepentido y luego han llorado y luego han obedecido mansamente, por eso luego y sólo luego tienen hambre y sed de estas joyas de justicia, las perlas de los cielos.
No podemos predicar un Evangelio de ofertas. Este, es un Evangelio de joyas, de perlas que son gratis pero que no se dan a cerdos o perros sino a los que tienen la disposición de escucharlo... humillados.
11.- Te vuelvo a hacer la pregunta 2, pero ahora relacionándola Lc. 23:39-43.
Los dos ladrones igual de criminales. No había uno mejor que el otro, los dos eran cerdos que iban a ser crucificados por cerdos y criminales. Pero uno tuvo la disposición adecuada. Esa disposición consistió en ver su crimen (ver su pobreza espiritual), lamentarse por ello, pedir mansamente a Cristo ser perdonado. No hay momento más glorioso que ese momento de la cruz que resumen lo que Él hizo por nosotros y como unos lo aceptan (los hijos) y otros lo rechazan (los perros y cerdos). Ni aún en el momento de la muerte, ni aún al borde del abismo algunos dan cuenta de que realmente son.
Ese momento de la cruz lo resume todo porque el hijo reconoce lo que es (un ladrón-un cerdo) y quien es Cristo (el Mesías).

domingo, 27 de noviembre de 2011

Hijos o... perros y cerdos


Predicación sobre Mateo 7:6

lunes, 21 de noviembre de 2011

Reflexión semanal del 21 al 27 de Noviembre

EL JUZGAR
(Mateo 7:1-5)
Objetivo: Reflexionar sobre el juicio que hacemos sobre los demás
EL PRINCIPIO
V. 7:1 (a)
1.- El principio es: “No juzguéis” ¿Se puede entender bien este principio o es necesario acudir al resto del texto, a su contexto y a otras partes de la Biblia para entenderlo bien?
Para poder entenderlo bien tenemos que atender a su contexto y al resto de la enseñanza de la Escritura para (con la ayuda del ES) poder entender bien lo que el Señor tiene que aconsejarnos sobre ese principio. Además también deberemos ver la explicación concreta que da Jesús en este pasaje sobre el principio (Por qué no debemos juzgar y por qué sí debemos juzgar y cómo).
2.- Comenta tres vv. (del contexto, dentro del mismo Sermón del Monte) que nos ayuden a ver lo que quiere decir Jesús en este principio.
El contexto inmediato de la afirmación 7:1 No juzguéis”, viene en el v. 6: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen". ¿Cómo podría poner en práctica esto que me pide Jesús si no ejercito el juicio? ¿Cómo puedo discernir si delante de mí tengo a una persona a la que la Biblia describe como un perro o un cerdo, sin hacer un juicio sobre ella?
También el versículo 15: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. ¿Cómo me voy a guardar de los falsos profetas si no pienso, si no discrimino, si no hago un juicio sobre su enseñanza? Estas personas son muy atractivas, vienen con una doctrina con la que intentarán engañar incluso a los escogidos. Necesito el juicio para discernir y discriminar lo bueno de lo malo y así no dejarme engañar.
En los ss. vv. nos habla de que “por sus frutos los conoceréis”, pero si no pongo a funcionar mi discernimiento a través de un juicio sobre esos frutos, nunca los conoceré y por lo tanto podrían engañarme.
3.- Después de analizar el contexto y sin haber llegado a otras partes de la Biblia y a la explicación de Jesús, ¿qué puedes decir del principio 7:1 “No juzguéis”?
Es evidente que la interpretación verdadera del 7:1 “No juzguéis” no puede querer decir que no podemos pensar, ni expresar nuestras opiniones sobre lo verdadero y lo falso. No puede querer decir que debo quedarme pasivo ante esa forma de cristianismo que intenta comulgar la luz con las tinieblas en aras a una supuesta paz. Cristo mismo dijo que no vino a traer paz sino espada (se refería a ese tipo de paz que amalgama la verdad con la mentira). Por lo tanto, esas personas que dicen que no puedo pensar ni expresar mi opinión sobre lo verdadero y lo falso, resulta (a la luz de estos vv. que acabamos de ver) completamente imposible.
LA RAZÓN EQUIVOCADA PARA JUZGAR
VV. 7:1 (b)-2
4.- ¿Qué quiere decir: “... para que no seáis juzgados”? ¿Es que vamos a ser juzgados por alguien?
¿Por los demás hombres? No. Sería un error interpretarlo así. Aunque también vamos a ser juzgados por ellos, el Señor nos lleva mucho más allá. Lo que sin duda significa es: No juzguéis, para que no seáis juzgados... por Dios.
Decir que somos salvos por gracia, por medio de la fe y que ya no vamos a ser juzgados porque Su sangre nos limpió ya que estamos inscritos en el Libro de la Vida, es decir una verdad muy grande... pero no toda la verdad. Además del juicio del Gran Trono Blanco de Ap. 20 en el cual no seremos condenados, si hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, debemos saber que los cristianos tenemos otro juicio, el del Tribunal de Cristo (del que ya hemos hablado más veces (Rm. 14:10; 1ª Cor. 3:14; 2ª Cor. 5:10)).
Aunque seamos cristianos, y estemos justificados por fe, y tengamos seguridad de la salvación, y sepamos que vamos al cielo, todavía estamos sometidos a varios juicios: 1º aquí en esta vida (esto es la disciplina de Dios en nuestras vidas), y 2º después de esta vida (en el Tribunal de Cristo).
5.- ¿Qué quiere decir: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”? Lee 2º Sam. 12.
Este v. no sólo me pone a pensar, sino que me pone a temblar. Porque si exijo a los demás santidad, deberé vivir de acuerdo a esa santidad, ya que sino seré juzgado por mis mismos parámetros. Como hemos visto en la vida de David.
Esta historia de David me recuerda algo cotidiano en mí: que el pecado en la vida de otra persona se ve horrible, se ve enorme (y lo juzgo y lo condeno). Pero en mí ¡bahh!!! pues no se ve tan mal, se ve pequeñito, y es el mismo pecado.
Por lo tanto, el Señor no me prohíbe juzgar, sino que lo que hace es darme unos consejos para hacerlo. El 1º es este: con la medida con que medís, os será medido. Es un consejo muy duro, tan duro que si sigo ese consejo evitaré juzgar a los demás... para condenarles.
No conozco mejor consejo, Jesús no lo podía decir más claro para que yo entienda que debo apartarme lo más lejos posible del pecado que significa el juicio condenatorio sobre otras personas. Nosotros no conocemos el corazón de las personas, sólo Dios lo conoce, por lo tanto solo Él puede juzgar para salvación o condenación.
6.- Por lo tanto, ¿cuál es la razón equivocada?
Juzgar condenando.
LA RAZÓN ACERTADA PARA JUZGAR
VV. 7:3-5
7.- ¿Por qué es tan irónico Jesús?
Probablemente porque lo merecemos. Hay que recordar que Él está hablando a discípulos. Aquí no se está dirigiendo a los fariseos.
Así que si se dirige a mí, muy probablemente es que yo sea así: un ciego que pretende sacarle una pajita del ojo a mi hermano, teniendo yo una viga en el mío.
8.- ¿Qué beneficios ves en esta enseñanza de Jesús? Di dos.
Primero me ayuda el Señor a mí y luego (y sólo luego) puedo ser un canal de bendición a mi hermano. En esta forma de juicio vemos que no hay juicio condenatorio, en este juicio no hay condena, sino sólo juicio, evaluación y discernimiento para salvación.
9.- ¿Dónde crees que nos quiere llevar el Señor con este análisis sobre nuestra vista?
El Señor quiere que antes de que se me ocurra ayudar a alguien sobre algo feo que vea en su vida, que 1º evalúe mi situación. Porque si soy sincero conmigo mismo, muy probablemente yo esté igual o peor. Esta es la situación ideal que usa el Señor para llevarme a buen puerto. Cuando un barco se estropea hay que llevarle a un puerto tranquilo, seguro, sin oleaje. ¿Cuál es el buen puerto para mí? ¿Cuál es el sitio ideal al que el Señor me quiere llevar para que yo sea consciente del problema y lo pueda arreglar? ¿Dónde puedo ver bien el problema que tengo yo, y del que no soy consciente muchas veces hasta que llego a buen puerto? ¿Dónde puedo ser verdaderamente sincero conmigo mismo? Ese sitio, ese puerto es... la oración.
10.- Después de ver estos tres vv. ¿en qué consiste este juicio acertado? y ¿cómo se puede llevar a efecto?
En juzgar para ayudar, para salvar, no para condenar.
Cuando alguien no quiere escuchar el consejo de un hermano que te quiere advertir del error en el que estás y reclama que sólo Dios le puede juzgar, tiene toda la razón. Pero ¡Ay! si este hermano tenía un buen juicio y su advertencia era grave. ¡Ay! si ese hermano no tenía una viga en su ojo. Si esto era así, ocurrirá lo siguiente: Dios le juzgará (como reclamaba) pero entonces ya no para que se arrepienta (como hubiera sido el caso con el hermano) sino para condenación.
Allí ya no se puede pedir la recusación del juez supremo, y es que en última instancia no hay revisión de sentencia ni recusación que valga. A veces es mejor escuchar un juicio en 1ª instancia para poder rectificar, porque en última ya no habrá posibilidad.
Si tu hermano es un hermano que ya no tiene una viga en su ojo, es un instrumento del ES para redargüir y confrontar, no para acusar. Eso lo hace el diablo. El diablo acusa para matarte, para anularte, para destruirte, no para restaurarte, al diablo no le interesa restaurarte. Si recibes ese tipo de acusación, esa persona es un hijo del diablo, no es un hijo de Dios.
11.- La ilustración que pone el Señor sobre el ojo es excelente ¿Por qué?
El ojo es muy sensible. Es muy delicado. En cuanto le entra algo (por pequeñito que sea) se cierra el párpado inmediatamente para protegerse. Así somos nosotros, delicados y aunque alguien intente quitarnos una astillita, cerramos los párpados para que nadie nos haga daño.
Por eso el que interviene en el ojo de alguien (en el alma de alguien), debe ser una persona que 1º pueda ver bien (que no esté peor que el que tiene la astilla), 2º que sepa hacerlo. Y para esto último se necesita paciencia, calma, afecto, amor, compasión. Incluso con complicidad. Y esto es porque cuando yo he pasado por lo mismo, cuando he logrado sacarme una viga de mi ojo, sé que duele, sé que no es fácil, sé que cuesta tiempo y esfuerzo y paciencia. Cuando a mí me ha pasado todo esto, yo soy partícipe de su sufrimiento y necesidad y sólo así se puede tener paciencia y amor para ayudar a sacar la astilla. En este tipo de juicio no hay condena, sólo restauración, sólo salvación.
Sólo podré tocar una parte tan delicada (como es el alma de otro hermano), cuando yo soy consciente de mi propio pecado, de mi propia indignidad y de esa manera en vez de condenar, lo que siento es ganas de llorar porque probablemente yo estoy igual.
CONCLUSIÓN
12.- ¿Qué puedo juzgar yo y cómo debo hacerlo? y ¿qué no puedo juzgar yo?
Puedo y debo juzgar, pero... no a las personas. Además, para emitir un justo juicio, es imprescindible y necesario que 1º nos enfrentemos con lo que yo soy de verdad a la luz de Cristo. Eso nos pondrá en la perspectiva correcta y de esa manera evitaremos pérdida y sufrimiento aquí en la tierra (como vimos que le ocurrió al rey David, al que Dios juzgó según los parámetros que el mismo David había establecido). Y pérdida también en el cielo. No juzguemos nada si previamente no nos juzgamos (y severamente) 1º a nosotros mismos. No juzguemos a nadie porque eso sólo le corresponde hacerlo a Dios.
Sólo Él conoce los corazones y sólo Él decide el destino final de las personas. Si lo hago yo, me estoy poniendo en el lugar de Dios.

domingo, 20 de noviembre de 2011

lunes, 14 de noviembre de 2011

Reflexión semanal del 14 al 20 de Noviembre

EL AFÁN
(Mateo 6:25-34)
Objetivo: Reflexionar por qué los cristianos sentimos a veces afán y ansiedad.
1.- Esta enseñanza sobre el afán está en el “Sermón del Monte”. ¿A quién van dirigidas las palabras de Jesús?
A sus discípulos. Jesús no se lo promete, ni se lo advierte a creyentes, se lo dice a discípulos. Este Sermón no es para todo el mundo, es sólo para sus discípulos. El Señor no ha prometido proveer ni tener cuidado de nadie que no sea su discípulo, de nadie que no entre por la puerta estrecha que es Jesús.
2.- ¿En qué vv. del S.M. encontramos a las personas a quien van dirigida Su enseñanza?
En Mt. 5:1-2
3.- De todos los vv. que vimos el domingo sobre el afán y la ansiedad, ¿dónde ves la clave del problema y sobre el que gira la solución?
En el v. 30 “... no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
4.- ¿Por qué la ansiedad y el afán tiene mucho que ver con la fe?
Porque la fe y la ansiedad son términos opuestos. Si hay algo que niega la fe es la ansiedad, si algo contradice la fe es la ansiedad. La ansiedad consigue contrarrestar nuestra confianza en el Señor, la ansiedad contrarresta nuestra obediencia al Señor.
La ansiedad trata de desenfocarte, para que coloques tu atención en el lugar equivocado: el trabajo, el dinero, las riquezas, y por lo tanto la ansiedad intenta alejarnos de lo que somos: hijos de Dios. La ansiedad significa que ya no tengo fe... porque la ansiedad me la roba.
5.- ¿Qué es fe verdadera?
Mansedumbre, obediencia y confianza.
6.- Dime cuatro vv. del NT que nos expresen la fe verdadera y que vimos el domingo.
Jn. 6:66-69.
Mr. 10:15.
Jn. 13:5-7.
Jn. 9:1-11.
7.- La definición más famosa sobre la fe está en Hb. ¿cuál es?
Hb. 11:1. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
8.- Explícala a la luz de la obediencia.
Certeza es conocimiento seguro. ¿Qué haces cuando tienes un conocimiento seguro de algo bueno en tu vida? Lo haces, obedeces. No es por vista, es por fe. Si Dios te tiene que enseñar antes de que tu obedezcas entonces ya no es por fe. Leer Jn. 9:1-11.
Cuando obedeces... ves. La fe es obediencia. La fe no es sentir a Dios, eso también lo hacen los musulmanes, o los hindúes y el resto de religiones.
Sin fe es imposible agradar a Dios, o sea, sin obediencia es imposible que le saques nada a Dios. ¿Quieres salir del afán que agarrota tu vida?, obedécele.
V. 25
9.- ¿Qué quiere decir: “Por tanto os digo”?
Es la conclusión práctica de lo que nos dijo antes Jesús sobre los dos señores: o Dios o las riquezas.
Si hemos elegido a las riquezas: habrá afán, angustia y ansiedad. Si elijo a Cristo: habrá justicia, paz y gozo.
¿Por qué si elijo las riquezas tendré como resultado ansiedad? Porque cuando estas cosas falten... que faltarán, mi corazón estará preso de la angustia, del afán y de la ansiedad para poder recuperarlas.
10.- ¿Qué tipo de pregunta es: “¿no es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?”.
Retórica, la respuesta está implícita y está clara.
11.- ¿Qué pretende esa pregunta?
Que razonemos. Entended que si habéis elegido a Dios (en vez de las riquezas) tendréis paz y gozo, nunca afán. Si tu Dios es Jesucristo (en vez de Mamón) el dinero será un medio que Dios usa para bendecir tu vida y la de los demás, nunca un fin.
Pero si es que tenéis afán, entonces lo que ha pasado es que no habéis elegido bien, os estáis engañando.
V. 26
12.- ¿Defiende el Señor la holgazanería?
Nada más lejos de la realidad. De hecho las aves son muy trabajadoras, se pasan el día buscando comida para ellas y sus polluelos, construyendo nidos, limpiándolos, protegiendo a sus crías y las enseñan a volar.
Resumen: las aves trabajan para vivir.
No hay ningún ave que se quede con el pico abierto, esperando que le caiga la comida del cielo.
Sin embargo, y a pesar del trabajo... el Padre celestial las alimenta. Por lo tanto discípulo, ¿te das cuenta de lo irracional que puede ser tu ansiedad? Vosotros tenéis más valor, no es necesaria la angustia... si es que de verdad crees que hay un Padre celestial, porque entonces le obedecerás, y... desaparecerá la angustia.
V. 27
13.- ¿Qué tipo de pregunta es la del v. 27?
Retórica, como la anterior.
14.- ¿Qué pretende enseñarnos?
 Con esta pregunta apela (otra vez) a nuestra razón. Nos enseña que hay cosas que nosotros no podemos cambiar, que hay que confíar en el Señor. Todas las cosas que nos pasan a los que amamos a Dios nos ayudan a bien.
El afán no produce nada, no produce crecimiento, no produce nada de lo que necesita tu vida para que cumplas con tu propósito, el propósito por el cual fuiste creado.
Le gente piensa que por afanarse va a producir más, pero es lo más irracional del mundo. No vas a producir más... vas a producir menos.
VV. 28-30
15.- ¿Cuál es el centro de todo el problema del afán y en qué v. está expresado?
La falta de fe. En el v. 30.
16.- ¿Cómo podemos salir del afán que agarrota nuestras vidas?
Obedeciendo.
V. 31
17.- ¿Es malo preguntarse circunstancialmente “¿qué comeremos o qué beberemos?”?
No, porque en este v. me dice el Señor que, si tengo la suficiente fe para creer que Dios es mi Padre (o sea, suficiente obediencia a Su Palabra), entonces me daré cuenta de que es pecado el angustiarse y preocuparse, y entonces rectificaré, porque si Dios (que es tu Padre celestial), se ocupa de las aves del cielo mucho mayor cuidado tendrá de mí.
18.- ¿Hay algo peor que eso?
Cuando alguien, que dice que cree, le hace esta pregunta a Dios, sistemáticamente, permanentemente, porque entonces es que vive en desobediencia permanente.
Alguien que le reprocha a Dios el porqué no cumple sus caprichos, es alguien que no conoce a Dios. Como mucho tienen una religión, no una relación con Él. El que no conozca Su Palabra, nunca podrá decir que conoce a Dios, que tiene una relación con Dios. Este tipo de personas que le reclaman a Dios cosas que jamás Él se comprometió a cumplir son, en muchas ocasiones, personas que su dios es el dinero y toman sus decisiones y hacen sus oraciones en base a sus propios intereses y no en base a que se cumpla el reino de Dios en su vida. Son personas que no conocen a Dios.
V. 32
19.- ¿Cuál es la clave para no padecer ansiedad y que se claramente en este v.?
Cuando en mi vida tengo la seguridad de que soy hijo de Dios, es cuando no habrá afán.
V.33
20.- ¿Qué nos enseña este v.?
Que el Señor está estableciendo un orden de prioridades.
El Señor me está diciendo que hay cosas secundarias. Esas cosas secundarias serán por ejemplo, trabajar, buscar alimento, estudiar. Aunque no me está diciendo que me quede tirado en el sofá de casa sin trabajar o sin estudiar y que así Dios me bendecirá. NO. Me está diciendo que hay una cosa prioritaria. Que reine Cristo en mi vida y que Su Justicia sea mi única necesidad, porque del resto de necesidades yo sé que Él tendrá cuidado de ellas. Me las pondrá delante para que yo las recoja... sin afanarme por encontrarlas.
V.34
21.- ¿Qué conclusión sacas de este v.?
Que cada día trae su propio mal. El Señor sabe que yo puedo soportar eso (el mal de cada día). Pero también sabe (porque Él me creó), que yo no puedo soportar de golpe (en un mismo día) todos los males que pudieran venir en el futuro y a los cuales me estoy anticipando.
EJEMPLO DE TRANSFORMACIÓN
Pedro es un ejemplo de transformación de “afanado” a “confiado”.
22.-  Lee 1ª Pe. 5:6-7 y dime la palabra clave para superar el afán”
“Humillaos”.

domingo, 13 de noviembre de 2011

El Afán y la Ansiedad

Predicación sobre Mateo 6:25-34

lunes, 7 de noviembre de 2011

Reflexión semanal del 7 al 13 de Noviembre

LAS RIQUEZAS
(Mateo 6:19-24)
Objetivo: Reflexionar sobre si estamos sirviendo a Dios o a las riquezas.
PRINCIPIO
VV. 19-21
1.- ¿En qué consiste este principio que vemos en estos tres vv.?
Que si pongo el corazón (mis deseos, esperanzas, lo que más anhelo) en esas cosas (en los tesoros de la tierra), voy a tener un resultado seguro. Tarde o temprano la naturaleza original de mi corazón, la que Dios creó para mí, para que disfrutara con ella, será destruida, descompuesta.
2.- ¿Con qué ejemplos nos ilustra este principio?
Polilla: lo que estropea los tejidos.
Orín: lo que corroe los metales.
De manera que, debido a esos agentes nocivos y corrosivos (polilla, orín) las cosas pierden su verdadera naturaleza, ya no son lo que eran, y por lo tanto ya no valen para lo que fueron creadas.
Mina: es un agujero. Literalmente es “cavar a través de”. Este es el 3er. ejemplo que nos pone Jesús, el de las minas de los ladrones. Una mina es un agujero en la pared. Las casas que conocía Jesús eran de adobe, por lo tanto si alguien quería robar aquel tesoro que estaba mal escondido, mal guardado, sólo tenía que hacer un agujero, una mina para poder entrar y robar. O hacer una mina a través del suelo e introducirse en la casa.
3.- ¿Qué le puede ocurrir a mi corazón (si está en los tesoros de este mundo) cuando venga la crisis?
En ese momento mi corazón se irá tras esos tesoros que se están yendo por el desagüe de la crisis y mi corazón irá tras ellos, y mi corazón (que es el centro de mi vida) se irá al traste junto con mis tesoros y mi Señor quiere proteger mi corazón.
EXPLICACIÓN
VV. 22-23
4.- ¿Por qué estos vv. 22 y 23 son la explicación (el motivo) por el cual no todas las personas ven esto de la misma manera?
Pues que nuestro ojo esté malo, enfermo, estropeado. El ojo guía al cuerpo. Si yo no veo, o no veo bien, mi cuerpo se dará golpes en todas las esquinas. ¿Con qué ojo tomas las decisiones en tu vida? ¿Con un ojo sano o con un ojo enfermo? Porque si tú ves la vida con un ojo sano, todo tu cuerpo andará en luz. Pero si tú ves la vida con un ojo enfermo, todo tu cuerpo (incluido tu corazón) estará en tinieblas.
RESULTADO
V. 24
5.- ¿Cuántos resultados posibles hay?
Un sólo resultado. O uno u otro. O amar a Dios, o amar a las riquezas. El Señor no nos da otra opción.
6.- La última palabra del v. 24 es: “riquezas” ¿Cómo se dice en griego y qué quiere decir el Señor con esa palabra?
Se dice “μαμωνᾶς” (mamonas). Y el señor quiere decirnos que sólo se puede servir a un señor: o Dios o las riquezas.
Si lo que determina mi propósito como hijo de Dios (mi propósito eterno) es el dinero entonces mi dios es Mamón, no es Jesucristo.
7.- Entonces, ¿nos está diciendo el Señor que el problema son las riquezas?
No. El problema no son las riquezas, sino el amor a las riquezas, servirles a ellas, poner nuestra esperanza allí. Cuando alguien tiene su dios en el dinero (aunque tenga poco dinero) al servirle, está preso de ese amo. Y ese amo hará que su corazón se destroce.
ASPECTOS PRÁCTICOS
Lc. 6:38
8.- ¿Dime tres propósitos que tiene el dinero en mi vida? Lee Lc. 6:38
Para darlo, para recibirlo, para proteger mi corazón.
9.- ¿Por qué hay que dar (cuál es el propósito)?
Él nos promete que dando, tendremos más. Más ¿qué? pues más gozo y más alegría (porque estamos cumpliendo con nuestro propósito al ser creados a la imagen de Dios). Pero también más de lo mismo que nosotros damos, incluyendo el dinero. Es Dios quién nos dará más, cuando cumplamos Su propósito. Cuando vea que somos siervos fieles, entonces nos dará más (no para que acumulemos) sino para que podamos seguir usándolo con el propósito de bendecir Su nombre.
Esto es todo lo contrario de lo que en este mundo se nos enseña, que es que te lo quedes todo, que no des nada, que mires por lo tuyo, que mires cuánto vas a ganar teniendo amistad con esa persona, con esa relación, y que, además, si puedes te quedes con lo que no es tuyo.
El dinero no es, para Dios, un fin en sí mismo. Es un medio para bendecir a los demás.
10.- ¿Por qué debo recibir?
Cuando le doy algo a alguien que lo necesita, yo soy el 1er. bendecido. Es una bendición ser un canal de la ayuda de Dios a otros, pero también es una bendición recibir ayuda y saber aceptarla.
Si yo me veo autosuficiente es que no he nacido de nuevo, porque no he puesto mi confianza en Dios sino en mí mismo y en mis posibilidades. Si yo soy así, entonces nunca daré y nunca recibiré. Sólo cuando una persona ve su dependencia de Dios es cuando da y cuando recibe.
11.- ¿Cómo se nos dará?
“Medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo”.
12.- ¿En qué parte del v. veo que dando, protegeré mi corazón?
“Porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.
13.- ¿Qué quiere decir eso de que “dando, protegeré mi corazón”?
Dar, es el resultado de mi confianza en Dios. Soy un mayordomo, un administrador de todo lo que Dios me ha dado, incluido el dinero. Es el resultado de nuestra confianza en Dios, de nuestro agradecimiento a Él. Es la seguridad de quién soy: hijo de Dios.
14.- ¿Por qué Dios usa el dinero para tratar con nosotros?
Porque es una prueba y un entrenamiento. El dinero lo usa Dios con nosotros como un instructor, como un entrenador personal en la fidelidad, en la confianza y en la disciplina. Al usar el dinero de esta manera, confiamos en que Él proveerá lo necesario. Dios usa el dinero para probarnos que dependemos de Él. Por eso a veces Dios retiene algo que sabe que necesitamos para que en vez de correr al banco o a tu propia prudencia, corras hacia Él.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Las riquezas


Predicación sobre Mateo 6:19-24
 

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