lunes, 27 de septiembre de 2010

Reflexión semanal (26/09/10)

Querida familia de Semilla de Mostaza:

¡Sabíamos que iba a llegar! y llegó. Los chicos ya están de vuelta en el colegio y en la universidad. La mayoría de nosotros volvemos a tener estructurada la rutina y es que el verano llega a su fin, los días se acortan y el otoño está en el horizonte.
El comienzo de un nuevo año escolar trae a la iglesia nuevas oportunidades de servicio en nuestra pequeña comunidad y de crecimiento espiritual.

El próximo domingo veremos la porción de Romanos que se corresponde con el capítulo 6: 1-14. "Muertos al pecado", gritará Pablo.
A continuación, y como es costumbre, hacemos un pequeño resumen de lo que vimos el domingo pasado en Romanos 5:12-21.

EL QUE FRACASÓ Y EL QUE TRIUNFÓ
Pablo nos ha estado explicado durante varios capítulos sobre la doctrina de la Justificación por la fe.

El problema con esta doctrina es que no encaja con la experiencia normal del hombre; es decir, la idea de que muchas personas pueden ser declaradas justas simplemente por la acción de una sola persona (Cristo) no es algo que encaje normalmente en el pensamiento humano.

Muchos podrían reaccionar (y han reaccionado) ante la enseñanza de Pablo diciendo que tal doctrina simplemente no es válida.

Pero Pablo, sabiendo esto, nos ilustró sobre la validez de la doctrina de la justificación por la fe. Y lo hizo con una comparación muy gráfica: usando el ejemplo de Adán, y comparándolo con Cristo. Es decir, tal como por la DESOBEDIENCIA de un hombre (Adán), muchas personas fueron condenadas, así también por la OBEDIENCIA de un Hombre (Cristo), muchas personas fueron justificadas.

Adán y Cristo son los representantes de dos tipos de hombres:
Adán es el 1er. Adán.
Cristo es el 2º y el último Adán (ya que no hay ni habrá más).

En el primer Adán, estábamos representados todos, allí estábamos todos.
En el segundo Adán, estarán representados los que elijan a Cristo como su Señor y Salvador, su abogado en el juicio, su representante ante el Padre.

O eliges al que fracasó, o te representa el que triunfó.
Si eliges al que fracasó, lo harás para muerte.
Si eliges al que triunfó, lo harás para vida. 

Texto bíblico para memorizar:  “Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:21).

Nos vemos el domingo,

Tony
pastor SemillaBilbao.
 

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