lunes, 16 de enero de 2012

Reflexión semanal del 16 al 22 de Enero

NUNCA OS CONOCÍ
(Mateo 7:21-23)
Objetivo: Detectar nuestro autoengaño, para huir de él.
CONTEXTO
VV. 13-23
1.- ¿Cuál es el “principio” que el Señor nos quiere enseñar en este final del Sermón del Monte y en qué consiste su desarrollo?
  1. El principio es que hay que entrar por una puerta que es estrecha y seguir por un camino que es angosto.
  2. El desarrollo consiste en:
  • Percatarse de que por este camino angosto pueden aparecer lobos, y que los podemos desenmascarar poniéndolos a prueba al ver sus frutos. Esto es lo que veremos hoy.
  • Ver, también, que por este camino angosto podemos encontrar gente (que podríamos ser nosotros mismos) que habla pero no hace, o gente que hace sin fe (o sea obras en la carne, no frutos del E.). ¡Señor, Señor!!
  • Y que los caminos tienen un final para cada uno de los dos grupos (el fundado en la arena y el fundado en la roca). Este último punto está en los vv. del 24 al 27.
VV. 21-23
2.- ¿Ves conexión entre el 1er. punto del desarrollo (falsos profetas) y el 2º punto (falsos seguidores)?
Es muy evidente que hay una íntima conexión entre estas dos partes (“Falsos profetas” - “falsos seguidores”), ya que Jesús pasa de los falsos profetas a los falsos profesantes.
Todo el mundo quiere ver lejos a los falsos profetas, pero pocos quieren escuchar a los verdaderos. Resultado: Tendrán falsos profetas.
No son sólo los falsos maestros los que te pueden hacer difícil encontrar la puerta estrecha y aun más complicado transitar el camino angosto. También uno mismo puede estar terriblemente, trágicamente engañado (autoengañado).
ESTRUCTURA
3.- Dime qué estructura ves en estos tres vv. (21-23)
ADVERTENCIA
7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace (la voluntad de mi Padre) que está en los cielos.
DESARROLLO-EXPLICACIÓN
7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
CONCLUSIÓN
7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
PALABRAS CLAVE
4.- ¿Cuál es la 1ª palabra clave, y dónde se encuentra?
Decir. En el v. 21(a). “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos”.
5.- “Señor, Señor” es una declaración de fe. ¿Cuánto vale eso para Jesús?
Nada. Y “Señor, Señor” no sólo es una profesión de fe, es una profesión de fe enfática de que Jesucristo es el Señor. Y sin embargo Jesús sentencia: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
6.- ¿Hay una crítica a las profesiones de fe en estas palabras de Jesús?
No es un crítica a las confesiones de fe, no es una crítica a la ortodoxia, no es una crítica a los que dicen Señor, Señor. Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo, nos dice Pablo en 1ª Cor. 12:3.
Es evidente que hay que decir Señor, Señor. Es ortodoxo decir Señor, Señor.
Ortodoxia (gr.: orthós (correcto) - dóxa (opinión recta, verdadera)).
La ortodoxia es muy importante, la buena doctrina es fundamental, la buena teología es una condición “sine qua non” (sin la cual no). Por lo tanto, la doctrina correcta es una condición necesaria... pero no suficiente, como luego nos va a aclarar el Señor.
Por lo tanto, el Señor no está criticando a los que dicen “Señor, Señor”. Hay que leer todo el pasaje para no perder su contexto.
Lo que está diciendo Jesús es que no sólo se puede decir Señor, Señor y... ¡ya está!! Faltaría pues la Ortopraxis (gr.: orthós (correcto) - praxis (acción, hecho)).
7.- ¿Cuál es el peligro de una falta de doctrina o una mala doctrina?
Hay muchas personas que (para no someterse a la voluntad del Padre) separan este pasaje, desconectando los conceptos entre sí (decir, hacer y conocer) y entonces se pierde el verdadero significado de las palabras de Jesús.
Ellos dicen: “no se trata de doctrina, se trata de hacer”. Y es entonces cuando caen en las obras de las cuales toda la Escritura abomina (precisamente por una mala doctrina). Esas obras que intentan justificarnos delante de Dios diciéndole: mira que bueno que soy, y... como me he ganado estar en el cielo, entonces me debes la salvación.
¡Claro que hay que hacer!! pero desde luego que no se trata de obras en la carne, obras de nuestras justicias como hemos estado viendo en todo este SM. Cuando el Señor nos decía que debíamos buscar una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, se refería a esto precisamente. Que ellos hacían las obras de la ley para justificarse a ellos mismos, y no para dar fruto espiritual, sino como soberbia religiosa.
8.- ¿Cuál es la 2ª palabra clave, y dónde se encuentra?
Hacer. En el v. 21(b) “... sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
9.- ¿Podemos “hacer” la voluntad de Dios por nosotros mismos?
No. Somos incapaces de hacerla. Lo único que podemos poner nosotros para poder llevar a cabo la voluntad de Dios es la disposición.
Aquí está la clave. Y ¿en qué consiste esta disposición? Pues en reconocer nuestra incapacidad para poder hacer la voluntad de Dios.
El poder llevar a cabo la voluntad de Dios depende de cuán incapaz te reconozcas de llevarla a efecto.
10.- Cuál es el 1er. paso para poder realizar la voluntad de Dios?
Despojarnos de todo orgullo (como se despoja de todo orgullo un mendigo para levantar la mano y pedir pan) hasta ese momento no seremos saciados por Dios. Podremos ser saciados por el mundo, pero jamás tendremos la saciedad que da Dios a aquellos que tienen hambre y sed del pan que descendió del cielo, de Cristo, de Su Justicia.
Resumiendo, cuando pongamos a disposición de Dios el reconocimiento de nuestra incapacidad. El poder hacer la voluntad de Dios depende del grado de incapacidad que sientas. Otra vez este reino al revés... o al derecho.
11.- ¿Cuál es la 3ª palabra clave, y dónde se encuentra?
Conocer. El el v. 23. “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.
12.- ¿Para qué valían la vara y el callado de los pastores en el Oriente? Lee Sal. 23:4.
Pues 1º que no se volviera a escapar, pero lo más importante era que de esta manera el pastor la podría curar, la podría vendar, la podría llevar sobre sus hombros mientras la pata de la oveja se sanaba. De esa manera, la oveja asociaba el olor de su pastor con el amor de su cuidado y su interés. Así, esas ovejas a las que el pastor rompía sus patas de forma deliberada, terminaban siendo las ovejas más fieles del rebaño, las más leales al pastor.
13.- ¿Cuál es la mejor forma que tenemos los seres humanos de conocer bien lo que quiere Dios para nosotros, de conocer Su voluntad para nuestra vida?
Dios permite la disciplina en tu vida, para que aprendas bien, y para que le conozcas mejor, para que nunca te apartes de ese camino de Justicia que ha sido preparado por el Padre para ti.
14.- ¿En qué consiste la vida eterna? Lee Jn. 17:3.
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.
Por lo tanto el énfasis no está en lo que decimos, ni en lo que hacemos, sino en lo que somos... (hijos de Dios) y eso hará que demos fruto... porque le conocemos.
La justicia de los escribas y fariseos consistía en hacer obras que imitaban los frutos del E. pero su corazón estaba lejos de Dios, porque no tenían relación con Él, porque no le conocían.
15.- Define “conocer” según se entiende en la Biblia.
La palabra conocimiento significa relación íntima. No habla de un conocimiento meramente informativo.
16.- ¿Qué obras hay que hacer según Jesucristo? Lee Jn. 6:28-29 y 40. ¿cuál es la palabra clave en esos vv. y en qué consiste, en la práctica, esa palabra?
  • Sólo una: creer en Jesucristo.
  • Creer.
  • Hacer la voluntad del Padre. ¿Cuál es la voluntad del Padre? Que creas en su Hijo, pero no es un creer formal, histórico. ¿Crees que Jesús es tu Señor? entonces ¿dónde está su honra? ¿por qué me dices “Señor, Señor” y no haces lo que yo te digo? ¿por qué me dices “Señor, Señor” si cuando tienes que tomar una decisión sobre tu trabajo o sobre tus negocios o sobre tu familia o sobre con quién te casas o sobre con quién te asocias en un negocio, haces lo que te da la gana sin consultarme?
17.- Resumiendo y volviendo a los vv. de Mt. 7:21-23 ¿Cuál es la palabra que sirve de árbitro para definir si estamos haciendo de verdad la voluntad del Padre? y ¿en qué consiste su puesta en práctica? y ¿por qué desecha (v. 23) a esos que hicieron “cosas buenas” y que vemos en el v. 22?
1.- Conocer. Esta palabra conocer es muy fuerte, significa tener una relación íntima y muy especial con alguien, hasta el punto que sabes lo que quiere casi sin hablar, no desconoces su voluntad y deseas hacerla. Nosotros eso lo podemos saber a través de la Escritura y el ES.
3.- A esos que el Señor desecha en el v. 23, son aquellos que “hicieron obras” (y si no, mira el v. 22) pero en las cuales Cristo no tuvo nada que ver. Fueron obras consultadas a su propio consejo y realizadas en sus propias fuerzas.
2.- Consiste en conocerle ¿Le conocemos? y lo más importante ¿nos conoce Él a nosotros?
¿Sabes cuando nos conocerá? cuando nos tenga a nosotros mismos, cuando tenga nuestro corazón.
Jesús no sólo quiere mi profesión de fe, mi confesión doctrinal, mis obras; me quiere a mí. Es un Dios celoso. No puedo servir a Dios y a las riquezas. No puedo tener mi corazón dividido entre esos dos señores.
El Señor te desea a ti, desea tu corazón y eso significa que desea tu obediencia. Dios no quiere nuestras ofrendas; Dios no quiere nuestros sacrificios; quiere nuestra obediencia, nos quiere a nosotros (1 Sam. 15).
Yo puedo “decir” y “hacer” y sin embargo estar lejos de Dios porque no le entrego mi ser, mi voluntad. No hacerlo es negarle Su soberanía, si no le entrego mi voluntad le estoy ofendiendo porque puedo estar haciendo todo eso, pero para mí mismo, y puedo estar resistiéndome al Señor en el punto más vital de todos al no entregarle mi corazón.
Y eso es el mayor insulto que le podemos hacer a Dios. ¿Qué puede ser más ofensivo para Dios que decir: "Señor, Señor" con mucho fervor, hacer muchas cosas, y sin embargo no ofrecerle verdadera fidelidad y sumisión.
¿Qué hay peor para un Dios soberano que insistir en retener el control sobre nuestra propia vida y permitir que nuestras propias opiniones y argumentos (y no los de la Biblia), dirijan lo que hacemos y cómo lo hacemos?
La mayor ofensa que le podemos hacer al Señor, es tener una voluntad que no se ha entregado en forma completa y total; y sea lo que fuere lo que hagamos —por grandes que sean nuestras ofrendas y sacrificios, por maravillosas que sean nuestras obras en su nombre— no nos servirá de nada.

 

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