lunes, 9 de mayo de 2011

Reflexión semanal del 9 al 22 de Mayo

5ª PUERTA
(Mateo 5:7)
Objetivo: Reflexionar sobre la 1ª característica fundamental de nuestra nueva naturaleza: la misericordia ¿la tenemos o no la tenemos?
LO QUE SOMOS
V.7
1.- Al leer esta Bienaventuranza ¿qué sospechamos sobre nuestro carácter?
Que somos egoístas.
2.- ¿Podrías definir Misericordia?
Compasión en acción.
3.- ¿Qué no es misericordia?
Que por darle a alguien una limosna, por mitigar el sufrimiento material y temporal de alguien ya estábamos cumpliendo esta característica del carácter del cristiano.
4.- ¿Qué es misericordia?
Que no le damos al otro lo que se merece, sino que le eximimos de toda culpa gratuitamente, sufrimos el agravio y le dejamos libre de toda culpa.
Eso es lo que hizo Dios con nosotros cuando merecíamos la muerte. ¿Crees que ese tipo de misericordia se puede vivir si no se ha recibido primero?
¿Es más difícil, dar una limosna o dejar libre de toda culpa al que nos ha hecho daño, mucho daño? ¿Crees que es fácil no pagarle con la misma moneda pudiendo hacerlo?
Y es aquí donde nos damos cuenta de LO QUE SOMOS, porque vemos que esa misericordia que Dios demanda de nosotros no la tenemos. Lo que somos por naturaleza es inmisericordes.
Ser misericordiosos no es que sea fácil o difícil, es que es imposible… sin este carácter del que hablan las Bienaventuranzas.
5.- ¿Es posible ser misericordioso?
Para el hombre natural (para el ser humano caído) esto es imposible. La misericordia así entendida sólo es posible para el hombre regenerado por el ES.
Yo no puedo. Es el ES viviendo en mí el que produce, tanto el hacer como el querer ("porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad") Fil. 2:13.
Es Él… no yo. La buena voluntad no viene del hombre, viene de Dios.
LO QUE DEBEMOS HACER
6.- ¿Qué es lo que deberíamos hacer al ver esa situación de nuestro carácter?
Hacer aquello para lo que fuimos creados: Anhelar Su justicia y recibir misericordia, para después de recibirla poder ofrecerla.
7.- Lee lc. 10:25-37 ¿Qué crees que pretendía el intérprete de la ley?
Justificarse a sí mismo. El problema de este doctor, de este intérprete de la ley que debía, no sólo saberla, sino entenderla (para eso era intérprete) era que sólo estaba interesado en en saber quién era su prójimo para cumplir el requisito religioso, no estaba interesado en tener misericordia como un fruto del que brota de un carácter. Por eso nos dice este pasaje: “queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?”.
Lo único en que estaba interesado era en cumplir con algo para poder heredar la vida eterna. No estaba interesado en el gozo de la misericordia. Sólo estaba interesado en él. Yo, yo, yo y si tengo que tener misericordia de alguien la tendré en función de mis intereses que es entrar en el reino. Y esto no es misericordia. Esto es religión: comprar con mis fuerzas la cuota a pagar para poder entrar y ya está, el resto no me interesa. Pagar la cuota para justificarme a mí mismo, con mis justicias delante de Dios.
Este tipo estaba intentando imitar algo, algo que no le salía.
La misericordia no es algo que se pueda imitar, si no la has recibido, nunca la podrás dar.
8.- Pon otro ejemplo sobre misericordia. ¿Cuál es el ejemplo perfecto?
Dios envió a morir a su propio Hijo. La llegada de Cristo es el ejemplo más glorioso de misericordia. Porque sin necesidad (Dios no tenía ninguna necesidad de que tú y que yo nos salvásemos) Él, al ver nuestra lamentable situación, se movió a misericordia para darnos lo que no merecíamos (la salvación) y para evitarnos lo que sí merecíamos (la muerte).
LA BIENAVENTURANZA
9.- ¿Cuál es la promesa?
Que alcanzaremos misericordia.
10.- ¿Quiere decir esta Bienaventuranza que sólo por las obras de ejercer la misericordia la recibiremos?
No exactamente.  Lo que nos está diciendo Jesús es que si no somos misericordiosos es porque no hemos dejado que la misericordia de Dios nos sane y por eso es por lo que no alcanzamos a tener misericordia con los demás. 
O sea que nunca la recibimos, nunca dejamos que Él nos la diera.
Y como nadie puede dar lo que no tiene es por lo que no damos misericordia.
O dicho al revés: si dejamos que la misericordia de Dios nos alcance y recibimos por gracia Su salvación, entonces sin duda seremos misericordiosos con los demás.
Esto es una advertencia, es una pregunta que el Señor nos hace. Es dura porque la respuesta en la mayoría de nosotros va a ser que no, que no tenemos esa misericordia. Pero al mismo tiempo es una pregunta (que en algún sentido viene en esta Bienaventuranza) llena de misericordia. Llena de misericordia para que no sigamos engañados.
Quienes han recibido misericordia, sin duda manifestarán misericordia. Y quienes manifiesten misericordia es que la habrán recibido 1º de Él.
11.- ¿Por qué crees que esta 5ª Bienaventuranza procede claramente de la anterior de: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”? Lee Santiago 2:13.
Porque la justicia de Dios es perfecta y ha de cumplirse. El juicio se hará sobre todo hombre y Su misericordia triunfará sobre los que nos merecíamos la condena, pero sólo si hiciésemos misericordia. Y sólo hace misericordia aquel que la ha recibido 1º de Él. Los demás por muy cristianos y religiosos que se consideren, se les hará juicio sin misericordia, y eso en el ser humano caído, no regenerado por Cristo significa: muerte, separación eterna de Dios.
Resumen:
La misericordia es gratis, que sea gratis no significa que sea barata. Le costó mucho al Señor. La sangre de Cristo no fue barata, aunque se nos dé gratis. Por eso debemos valorar muy seriamente si manifestamos este 1er. atributo, este 1er. fruto del carácter de un hijo de Dios.
Esto no es algo que podamos conseguir proponiéndonoslo, esto no es algo que esté en nosotros. Deberemos de clamar: Señor lávame. yo no tengo estos frutos. ¡Sólo estoy pensando en mí!!
El beneficio es que cuando estos frutos de justicia de manifiesten en nosotros, nos llenarán de una felicidad que nuestro egoísmo jamás podrá conseguir.
Cuando Dios nos dé el milagro de manifestar su misericordia, encontraremos una felicidad inmensa al servir a los demás y nos curaremos del yo, yo, yo.
 

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